domingo, 2 de marzo de 2014

Zonas de consumo libre para frenar la heroína



  • Las narcosalas son un método usado en Alemania para contener este opiáceo cuyo consumo crece en Estados Unidos. Su nombre ha vuelto a sonar tras la muerte del actor Philip Seymour Hoffman

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"En caso de sobredosis de heroína nuestro personal médico suministra de inmediato un fármaco que resulta efectivo en el plazo de pocos minutos. Durante este lapso de tiempo tenemos maquinarias para la respiración artificial. En el caso de un ataque espasmódico, como consecuencia de una sobredosis de cocaína, se utiliza otro medicamento: este se suministra a través de aerosol y bloquea la reacción. En ambas situaciones, acto seguido llamamos a la ambulancias para que lleve a las personas al hospital”. Christian Hannis habla como quien ha repetido estas palabras muchas veces, mientras conduce a dos reporteros en el interior de la organización que dirige.

El Birkenstube es una de las dos “zonas de consumo libre” de Berlín, allí donde los adictos pueden inyectarse o fumar estupefacientes en un ambiente aséptico, con jeringas limpias y bajo la supervisión de asistentes sociales y personal médico. Un lugar de asistencia primaria. La policía no puede acceder. Los “clientes” deben darse de alta, pero sus datos quedan anónimos. Se ofrecen duchas, comida caliente a dos euros, café a 30 céntimos y fruta gratis. Con instrumentos como este Alemania ha contenido el problema de la heroína desde los años noventa. En la estación del Zoologischer Garten ya no se ven jóvenes inyectándose. Se han mudado, son más mayores y mueren menos. Hannis se para súbitamente, mira a los ojos y asegura: “Aquí nadie se muere de sobredosis”. En total hay 24 lugares como este en todo el país.

"En Alemania hay 24 zonas de consumo libre de drogas"

Alemania fue uno de los países tristemente famosos por la heroína a partir de los años ochenta, cuando en la capital alemana ésta era parte integrante de la escena undergroundque vivía al oeste del muro (el West, la capitalista). Años en los que se cruzaban las vidas de David Bowie o Iggy Pop en el barrio de Schöneberg con las de la drogadicta más famosa en el mundo: Christiane Flescherinow, autora de Nosotros, niños de la estación del Zoo y de una autobiografía última titulada Mi segunda vida (en Deutscher Levante Verlag).

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Hoy unos 35 años más tarde, los datos confirman que la tendencia es al retroceso. Tanto el número de adictos registrados, como las cantidades de heroína interceptadas por la policía han bajado, según datos de la Oficina del Control de Drogas del Gobierno. En 2011, en este país fueron 944 las víctimas de la heroína. Es el dato más bajo desde 1988. Y se logró a través de campañas informativas y las que expertos definen como “ofertas de supervivencia”, es decir, programas de metadona y zonas de consumo libre como el Birkenstube. Se consiguió contener el contagio de hepatitis y HIV, síndromes conectadas a este tipo de drogadicción, y se estabilizó la salud de dependientes de larga fecha. Aún así, el precio de la heroína se redujo a la mitad en los últimos veinte años, y esto la confirma como una sustancia atractiva para muchos.



• El consumo de heroína en Europa

En Europa el número de consumidores de opiáceos es de alrededor de 1,4 millones, el 0,41% de la población adulta, según el Centro Europeo de Monitoreo de Drogas y Adicciones. El consumo de heroína ha disminuido en el continente en la última década aunque hay diferencias entre país y país. Los datos disponibles muestran que entre 2001 y 2011 se redujo la demanda de tratamientos contra el uso de esta droga entre 2001 y 2011. Hay 10.000 centros en Europa que ofrecen este tipo de ayuda. Aun así, entre 10.000 y 20.000 personas mueren cada año por sobredosis o enfermedades relacionadas con el uso de drogas, según cálculos del Centro europeo.
La gran mayoría de la droga disponible en Europa procede de Asia suroccidental. Afganistán que encabezas la lista de los países productores de opio, con una cuota del 80% del total mundial. La heroína llega de Asia a Europa a través de dos rutas. La primera y más importante es la llamada “vía de los Balcanes” que pasa por Turquía y los países de los Balcanes hasta Europa central, septentrional y meridional. La otra, menos relevante, es la conocida “ruta de la seda”, que atraviesa las repúblicas caucásicas y pasa por Rusia, Bielorrusia y Ucrania.
En España, según los datos oficiales (los últimos disponibles son de 2011) apenas el 0,1% de la población entre 15 y 65 años ha tomado heroína en los últimos 12 meses. El consumo no aumenta, según las encuestas del Plan Nacional sobre Drogas. Es la misma proporción que muestran encuestas anteriores de 2007, 2005, 2004, 2001 y 1999 (los sondeos son bienales). Hay que remontarse a 1997 (0,2) y 1995 (0,5) para observar datos más elevados. Pero hay razones para no bajar la guardia. A pesar de las cifras oficiales sobre consumo, según datos del programa de deshabituación de Proyecto Hombre las demandas de tratamiento por uso de heroína han pasado del 5,9% en 2008 al 17,5% en 2011.


En Alemania y en Europa, la tendencia es contraria a lo que fue denunciado en Estados Unidos después de la muerte del actor Philip Seymour Hoffman por sobredosis. Desde la alemana Agencia Central para la Dependencia (DHS) aseguran, sin embargo, que los números que bajan no significan directamente una victoria contra este problema: aquí muchos dependientes de heroína están en programas de suministración controlada de metadona. Esto significa que están haciendo una terapia, sin embargo, se encuentran todavía lejos de la abstinencia. Son existencias en el limbo, colgadas a la dosis diaria. De la misma manera sobreviven, en el limbo, los clientes del Birkenstube.
“Prohibido descargar aquí sus sentidos de culpa”. El mensaje está colgado a espaldas de la barra del café. Al lado, un enorme cartel de fondo negro explica la oferta de la casa: jeringas de 20, diez, cinco y dos mililitros, agujas largas y cortas, papel aluminio, algodón, cucharas esterilizadas, agua destilada, mecheros, contenedores para jeringas usadas, garzas, parches, preservativos. Debajo del cartel, un gran contenedor con un embudo encima sirve para tirar las agujas usadas. Una practicante francesa, Lelia, sistematiza las tazas del café detrás de la barra y las frutas en dos grandes cestas. En la cocina, Natalia, otra joven empleada, prepara una salsa de verduras. Desde la sala principal del café se accede a otras dos habitaciones más pequeñas: la primera tiene una mesa y cuatro sillas, aquí se puede fumar en “free base”, heroína o cocaína. La segunda habitación es más amplia, tiene cuatro sillas rojas alineadas que miran hacia un espejo. En un rincón está colocado un respirador. Es la sala de las inyecciones.
La puerta del Birkenstube se abre a las diez y media de la mañana. Es una entrada más bien anónima, en la esquina entre la Stromstrasse y la Birkenstrasse, en el barrio de Moabit, frente a un centro comercial muy frecuentado. A partir de esta hora los clientes llegan sin pausa. Hasta el cierre, a las 16.00, se turnarán unas cuarenta personas. Algunas se dejan entrevistar, explican sus historias y se prestan para retratos. Otras piden el anonimato. Otras rechazan hablar. “El tipo de cliente es extremamente variado. Hay personas de entre 18 y 65 años. Algunos vienen cada día, se quedan tres o cuatro horas; otros, una vez al mes, cambian 500 jeringas, toman un café de pie en la barra y se van”, explica Hannis. En el Birkenstube, una jeringa cuesta cincuenta céntimos, pero al cambio de una usada se recibe otra nueva gratis. “Hay personas que se afeitan cada día, otras que se duchan una vez cada seis meses. Están empujados por la dependencia de heroína y cocaína y por el hecho de tener poco dinero por otras cosas. Todos se siente perseguidos: las drogas son ilegales”.
El Birkenstube no es una consultoría, no se ofrecen terapias para salir de la drogadicción. A quienes piden ayuda, se le pone en contacto con otra oficina relacionada. El marco legal para estas estructuras fue introducido en 1994, en el ámbito de la Betäubungsmittelgesetz, la legislación de estupefacientes. Para la ley se trata de "estructuras en cuyas habitaciones los adictos de sustancias estupefacientes tienen la posibilidad de consumir drogas no prescritas por los médicos”.
"Los adictos pueden inyectarse en un ambiente aséptico y bajo la supervisión de personal médico"

Chris es de los primeros en llegar. Es un hombre de treinta años que aparenta menos, es limpio y afeitado, viste deportivo y tiene una gran bolsa negra de gimnasia. Se dirige directamente a la habitación de las inyecciones donde se queda unos 15 minutos. Al salir, extrae de su bolso un contenedor con dos jeringas y las tira en el cubo apósito. En la barra recibe dos a cambio. Pide un café y se lía un cigarro. “Me acabo de inyectar un cóctel de heroína junto a medio gramo de cocaína”, cuenta. Es alemán pero habla castellano correctamente con un fuerte acento latino. “Trabajé seis meses en un centro en Nicaragua como voluntario para ayudar jóvenes drogadictos". La contradicción no parece molestarle. Habla de su dependencia como si no fuera un problema. Sus ojos azules son lúcidos, sus manos tiemblan. Se ofrece al fotógrafo para un retrato.
Egidio es un hombre de Nápoles de 53 años, hijo de un emigrante de la primera generación, es zapatero de profesión aunque en la actualidad está desempleado. Su hija de 26 años trabaja y vive en Italia, tiene otro hijo de diez. En el Birkenstube los empleados le conocen y le encuentran simpático. Es bajo, sonriente con la cara expresiva y el pelo corto blanco. Se entretiene horas enteras. Hasta el final no consume drogas. Habla del café malo y el punto de cocción de la pasta. Otro italiano escucha la conversación: tiene 32 años, es del norte, ha estudiado letras y quería escribir: “Pero las cosas han ido diversamente”, comenta, lapidario, antes de salir. En este momento a Egidio le suena su móvil: es su madre, llama desde Nápoles
Gráfico interactivo: Demanda de tratamiento por
consumo de heroína   Pulsar para ampliar
Otro joven de la República Checa sale de la sala de las inyecciones. Ofrece contarlo todo de su drogadicción a cambio de dinero, mientras come uvas de una cesta. Vuelve a desaparecer en el baño. Sale corriendo, en las manos sujeta un preservativo lleno de agua, se dirige a la calle perseguido por una empleada del Birkenstube. Quiere tirar la bomba de agua desde el puente ferroviario a dos cuadras de distancia. Los empleados le amenazan con prohibirle la acceso a la estructura.
Una mujer flaca entra por la puerta y se sienta en las mesas frente a la barra. Habla de manera confusa de la muerte de su hija. Pasa continuamente de la felicidad a la rabia. Viste un abrigo rojo oscuro muy sucio, su olor es fuerte. Pide en la barra ropa limpia y la posibilidad de darse una ducha. “Generalmente la estructura funciona sin grandes problemas”, asegura Hannis mientras Natalia entrega a la mujer una bolsa con pantalones y una camiseta limpios, “a veces hay tensiones o peleas entre los clientes cuando las habitaciones para el consumo están llenas y hay que hacer colas. (…) Otras hay personas, como esta señora, que están descontroladas y provocan nerviosismo entre los clientes”.
En la sala de humo el olor es acre y se pega en la garganta. Mark es un alemán alto y moreno, entra y recorta un trozo de papel aluminio. Lo dobla varias veces y vacía el contenido marrón de una de las dos pequeñas bolsas que trae consigo. Con el mechero calienta el aluminio desde abajo. La sustancia se derrite y desprende un humo que él inspira con una patilla. “Un gramo en Berlín cuesta diez euros. Te lo venden en pequeñas bolas, se adquiere en las mayores estaciones de metro, pero lo que se encuentra ahora por Berlín da asco”, explica.
Una ventana conecta las dos habitaciones. Desde el espejo en la sala de las inyecciones se ve una chica rubia con la cara apoyada en la mesa y los puños apretados. Se da la vuelta, se dobla sobre sus rodillas y estira las manos. Se queda en la habitación unos veinte minutos. Se va sin pedir comida ni frutas, antes de salir se para frente al espejo y se pinta los labios.
Una pareja entra con dos grandes bolsas llenas de jeringas. En la barra, ambos aseguran que son 400. Las vacían en el contenedor. A cambio reciben cuatro cajas de cien cada una. Muchos de los que acuden a este lugar son viejos clientes que ahora se encuentran en programas de metadona. No deberían inyectarse, sin embargo algunos no respetan la prohibición, otros sí. Es el caso de Glen un músico londinense de 45 años que viajó por el mundo con su novia Kerstin después que su familia se opusiera a su matrimonio. “Nos drogábamos con heroína y valium y Kerstin era anoréxica, pesaba 38 kilos”. Del bolsillo extrae una libreta azul y naranja donde están anotadas las dosis de metadona. “Estoy casi afuera de esto”.
A las 15.30 ya no se puede entrar en el Birkenstube. En el café se quedan unas diez personas. Un hombre pide por dos euros el plato de pasta con verduras cocinado por Natalia. La radio está apagada. Su teléfono suena: el tono es la canción Pass this on de los Knife. Egidio sale de la habitación de las inyecciones. Ha esperado hasta el último minuto para poder aguantar hasta el día siguiente. Ya no sonríe, ni habla.


• Por→   »  El País

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Vivir sobre el oro negro, en medio del mar y bajo las estrellas



  • Así es la vida de los trabajadores de Petróleos Mexicanos en las plataformas petroleras del Golfo de México

Son las 16.00 horas en el muelle de Ciudad del Carmen (Estado mexicano de Campeche, sureste de México) y cientos de hombres y mujeres llegan vestidos con monos de diferentes colores y con maletas con suficiente ropa para dos semanas. Besan a sus hijos y estrechan las manos de sus compañeros y amigos, algunos se persignan, contienen las lágrimas y abordan las embarcaciones que los llevarán mar adentro. No volverán a tierra hasta dentro de 14 días. Son los trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex) y de otras compañías contratistas que laboran para la petrolera estatal en las plataformas del Golfo de México.

Una trabajadora de Pemex, en un camarote de la plataforma Ku-M en Campeche / Saúl Ruiz • Ver Fotogalería •
Casi todos se dirigen a alguna de las plataformas del yacimiento Ku Maloob Zaap, a 100 kilómetros de la costa. Son entre tres horas en barco o una media hora si logran transportarse en helicóptero. Un vendedor ofrece pastillas contra el mareo y tarjetas telefónicas en la puerta del muelle. Este hombre es su último contacto en tierra. A continuación se adentran en el mar y la imponente ciudad de plataformas se deja ver. Los quemadores con fuego en sus torres denotan que la mayoría de ellas obtiene petróleo y gas sin detenerse ni un minuto, ni un solo día.
Una de las plataformas que extrae crudo y gas de este yacimiento a la superficie es la Ku-M, donde viven y trabajan 209 personas en turnos de 12 horas diarias. La estructura está compuesta por tres módulos conectados por medio de puentes. Es una pequeña ciudad en la que los petroleros de Pemex trabajan y viven. Tiene pequeños muelles para recibir barcos con materiales y personal, además de un helipuerto. Un edificio habitacional de cinco plantas desde el que los trabajadores ven los mejores atardeceres y el resplandor de la estrellas por la noche. Les acompaña siempre un intermitente ruido del módulo de extracción de un pozo que produce 88.000 barriles de petróleo al día.
"Espacios reducidos, largas jornadas de trabajo, alto estrés y largas distancias, es apenas parte de lo que hay que enfrentar en las plataformas"

“Yo fui el único loco de la familia que se dedicó a esto”, comenta entre risas Néstor Rodríguez, ingeniero petrolero y superintendente de la plataforma Ku-M, mientras come una pechuga de pollo bajo la mirada de la imagen de la Virgen de Guadalupe que ilumina el comedor de la plataforma. Rodríguez es el responsable de toda la estructura. Es originario de Cuernavaca (Estado de Morelos, centro del país) y cada catorcena hace el viaje para convivir con su familia. Vivir en una plataforma no es fácil, asegura, aunque la mayoría se acostumbra.
Espacios reducidos, largas jornadas de trabajo, alto estrés y largas distancias, es apenas parte de lo que hay que enfrentar. Cada estructura cuenta con una zona habitacional donde un trabajador comparte dormitorio con al menos tres compañeros más, con los que se pone a prueba su capacidad de convivencia y tolerancia. Cuando los petroleros no están en el trabajo, tienen acceso a instalaciones como gimnasio, sauna, salas de lectura y televisión. La comunicación con los suyos tampoco facilita la estancia: cada trabajador puede conectarse a internet durante 30 minutos al día y para llamar por teléfono deben comprar en tierra tarjetas de telefonía satelital de 5 y 10 dólares. Algunas plataformas, las más modernas, ya cuentan con wifi. Pero la vocación puede más. “¿Qué quieres que te diga? Me enamoré de esto”, justifica Rodríguez su elección profesional. Acostumbrados a una rutina donde los días no tienen nombre y sólo son números, los petroleros se entusiasman con detalles como los platillos que ofrecen los comedores: el viernes hay mariscos; el sábado, un buen plato de mole poblano; y el domingo, cortes de carne a la parrilla. Aún así, los cuadros depresivos entre los trabajadores a bordo de las plataformas es común, asegura el médico de la plataforma Ku- M, Vidal Chávez. “Tratamos de seguir sus casos con terapia, por el tipo de trabajo que realizan no es posible medicar ansiolíticos”, reconoce.
Los trabajadores esperan con ansia el final de su catorcena para viajar a tierra y pasar tiempo con sus familias, pero también viven a merced de las condiciones meteorológicas que son las que finalmente deciden si es posible viajar o no fuera de la plataforma. El mal tiempo siempre puede echar a perder sus planes. “Es una lloradera cuando se enteran que hay que doblar turno y quedarse”, comenta Pedro Vargas, uno de los trabajadores que también menciona una razón más allá de la vocación para mantenerse en un trabajo tan duro: “Este es el trabajo más decente, mejor pagado de México”. Con retribuciones que, según varios trabajadores entrevistados, comienzan con 4.000 a 5.000 dólares mensuales y que van incrementando según el rango y la responsabilidad del puesto de trabajo.
"Los trabajadores esperan con ansia el final de su catorcena para viajar a tierra y pasar tiempo con sus familias"

Los colores a bordo de las plataformas también importan. Si un petrolero viste de amarillo es de Pemex, si viste de rojo es de la estadounidense Halliburton, los de naranja del resto de las compañías que llevan bordado en su mono el logotipo de cada una de estas empresas. Aunque Pemex mantiene hasta ahora el total control de los hidrocarburos del suelo mexicano, desde hace varios años recurre a diversas compañías para cubrir servicios tan diversos que van desde la alimentación abordo hasta el alquiler de una plataforma entera.
Tal es el caso de la Coslconfidence, una estructura semiflotante que sirve para la perforación de pozos y que es alquilada a la compañía China Oilfield Service Limited. Sus operadores, de origen chino, Lan Ming Feng y Zhao Fu Cheng, hacen estancias de un mes para trabajar en la cabina de operación de la perforadora. Se comunican con el resto de los trabajadores con un accidentado inglés, a veces a señas y también con un traductor que se asegura de que el mensaje sea el correcto porque un error podría costar millones de dólares. Los trabajadores extranjeros viajan desde países como Ucrania o Estados Unidos, pero en todo momento están bajo el mando de los ingenieros petroleros de Pemex.
En los últimos años, la mayoría de los petroleros mexicanos que dirigen las operaciones en el Golfo de México han egresado de universidades como el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), otros son técnicos preparados por pequeñas escuelas del norte del país o por la misma petrolera mexicana. La mano de obra de los petroleros mexicanos, aseguran los trabajadores de Pemex, tendrá un papel vital en los próximos años cuando se implemente la reforma energética. La faena en la que viven inmersos los 140.000 trabajadores de la petrolera mexicana es una parte que apenas cambiará: los petroleros seguirán estando a las 16.00 en el muelle de Ciudad del Carmen, listos para abordar.


• Por→ Sonia Corona 
• Fuente→  El País

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Son las 10 maravillas subterráneas más atractivas del mundo



Julio Verne lo comprendió mejor: puedes volar alrededor del mundo en 80 días y sumergirte 20.000 leguas bajo el mar, pero también puedes encontrar increíbles aventuras de otro mundo justo bajo tus pies.

Pregúntale a los mineros mexicanos que descubrieron una caverna llena de cristales tan altos como edificios de apartamentos, o los brasileños que primero encontraron el Pozo Encantado, una cueva con un lago tan claro que se pierde todo el sentido de la perspectiva mirando a las profundidades. La Madre Naturaleza sabe lo que está haciendo cuando se trata de la creación de atracciones subterráneas geniales.
El género humano también lo hace bastante bien. En la antigua ciudad de Derinkuyu de Turquía se cree que se albergaron a 20.000 personas en 18 pisos dentro de la montaña. Y en el Valle de los Reyes de Luxor, el simple tamaño de la Tumba de Seti I y lo largo del Libro de bajorrelieve de los muertos haría que cualquier aspirante a egiptólogo gritara momia. ¿Listos para descubrir algunos de los lugares subterráneos más geniales del planeta Aquí es donde empezamos la excavación.

01 • Rio subterráneo Puerto Princesa, Filipinas 

Puerto Princesa Underground River
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este río subterráneo de ocho kilómetros de largo se encuentra debajo de una montaña de piedra caliza cárstica en la isla de Palawa, que conecta el flujo del río Cabayugan al Mar de la China Meridional. El parque nacional que rodea protege ocho sistemas diferentes de bosque, de las montañas a las playas, y es el sueño de un naturalista con una multitud de especies de plantas (800 y contando) y una vibrante vida animal. Mientras están debajo de la tierra en estos viajes en balsas, los visitantes ingresan a varias cámaras de gran tamaño, algunos tan anchos como 390 pies y casi 200 pies de altura, así como los pasillos con un ajuste más claustrofóbico. puerto-undergroundriver.com

02 • Salinas de Turda, Rumania 

Turda Salt Mines, Romania
Excavado a mano desde el siglo 13; aunque tal vez tan pronto como 1075, las salinas masivas de Turda en Transilvania ahora son un museo y centro de recreación subterránea con aros de baloncesto, un campo de mini golf, una rueda de Chicago, y hasta un lago subterráneo que puedes navegar en bote. Desde la boca de la mina hasta el piso de la bóveda es un asombroso 368-pies bajo tierra. Aquellos con alergias y asma estarán especialmente interesados en las instalaciones del spa en las minas con haloterapia, la cual usa aire ionizado, presión y humedad en las cuevas recubiertas de sales para tratar problemas respiratorios persistentes. Salinaturda.eu

03 • Cámara de magma del Volcán Thrihnukagigur, Islandia 

Thrihnukagigur Volcano, Iceland
Esto no es Joe contra el volcán; no es necesario el sacrificio humano para ver la cámara interior del volcán Thrihnukagigur, que ha estado inactivo por 4.000 años. En lugar de la erupción, el magma misteriosamente se agotó, dejando atrás coloraciones minerales psicodélicas que los obsesionados con la geología pueden observar boquiabiertos hasta el día de hoy. Después de una caminata a través de los campos de lava, los visitantes se adentran 390 pies en las fauces del volcán por un teleférico. Las giras por lo general ocurren entre junio y julio, pero se puede extender más allá de ese período. insidethevolcano.com

04 • Pozo Encantado, Brasil 

Pozo Encantado, Brazil
Situado en la costa oriental en el límite con la cordillera Chapada Diamantina cerca de Andaraí en el noreste de Brasil, el Pozo Encantado (Enchanted Well) es un lago subterráneo con una vitrina natural a la Selva Bahian. Entre abril y septiembre, cuando el sol está en el lugar correcto en el cielo, la luz que llega al agua en la cueva la convierte en un color azul misterioso profundo. El agua es tan clara que uno puede ver a más de 200 pies el fondo, donde viejos troncos de árboles y formaciones rocosas parecen estar desconcertantemente cerca.

05 • Cueva de los cristales, México 

Cave of Crystals, Mexico
La Cueva de los Cristales fue descubierta en la mina de Naica cerca de Chihuahua en el año 2000 después de que el agua fuera bombeada de la cámara de 30 por 90 pies, y no hay nada parecido en, o debajo de la tierra. Las columnas de yeso que se entrecruzan son algunos de los cristales naturales más grandes del mundo. A pesar de su grandeza, las visitas son casi imposibles de hacer por las condiciones peligrosas: cerca de 100 por ciento de humedad y temperaturas de hasta 136 grados, calentado por una poza de magma al fondo de la cueva. Hubo hasta conversaciones de llenarlo con el agua otra vez. naica.com.mx

06 • Waitomo Glowworm Caves, Nueva Zelanda 

Waitomo Glowworm Caves, New Zealand
El valor de la vida real para un espectáculo de ciencia-ficción que brilla en la oscuridad está a dos horas al sur de Auckland y la misma distancia al oeste de Rotorua bajo las verdes colinas de Waitomo. Aquí las cuevas están llenas de arachnocampa luminosa (esos son los gusanos indígenas de Nueva Zelanda para usted) que emiten un resplandor azul sutil debido a una reacción química que ocurre en su abdomen. Disfrute de un paseo en barco que lo llevará a través de esta galaxia de luces vivas, pegadas a las telarañas de arriba. waitomo.com

07 • Greenbrier Bunker, White Sulphur Springs, Virginia Occidental 

Greenbrier Bunker, West Virginia
Disfrute de un poco de espionaje durante su visita turística al centro vacacional Greenbrier en las elegantes montañas de Allegheny, donde un búnker fue construido en secreto en 1956 para alojar a los miembros del Congreso si se llegara a declarar una guerra nuclear. Habiendo levantado el secreto oficial que le regía, este refugio de precipitación radioactiva que podía acomodar a más de 1.100 personas detrás de puertas blindadas que soportan una detonación de 25 toneladas; hoy, es una cápsula del tiempo de la arrogancia de la Guerra Fría. El búnker sin usar venía equipado con una planta eléctrica, cámaras para la descontaminar, equipos de comunicación, salones para reuniones y un gran salón para sesiones conjuntas – todo en dos niveles del tamaño de dos campos de fútbol.

08 • Santa María della Concezione dei Cappuccini, Roma

Santa Maria della Concezione dei Cappuccini
Descubra siglos de creencia religiosa en la Basílica de San Clemente, una basílica del siglo 12 construida sobre una iglesia del cuarto siglo con muchos frescos, ésta construida sobre un hogar secular del primer siglo que está a la par de un templo del segundo siglo usado por un grupo de fertilidad masculino que adoraba al dios del sol, Mitras. Aquellos con inclinaciones más oscuras puede explorar el osario capuchino bajo la iglesia de Santa Maria della Concezione, a 10 minutos a pie, donde los huesos de 4.000 monjes fueron usados para decorar de manera artística la cripta en forma de candelabros, escudos y arcos. No deje de buscar el esqueleto de un niño que se volvió La Muerte Voladora. basilicasanclemente.com

09 • Jardines subterráneos Forestiere, Fresno, CA 

Forestiere Underground Gardens, California
De 1906 a 1946, el inmigrante siciliano Baldassare Forestiere se construyó una casa y un jardín subterráneo que asemeja las catacumbas antiguas de su tierra natal. El intrépido constructor cavó unos 10,000 pies cuadrados de cuartos, una capilla, y hasta un estanque subterráneo para pescar usando solo herramientas para agricultura. La creación de Forestiere de 10 acres provee un lugar de descanso fresco para estar fuera del sol abrasador de California, con árboles frutales frescos en flor alcanzado los tragaluces arriba.

10 • Salones de Gabinete de Guerra, Londres 

Cabinet War Rooms, London
Del otro lado del Atlántico, otro búnker subterráneo secreto se usó mucho como el comando central en el esfuerzo británicos durante la Segunda Guerra Mundial. Ocupado por ministros, personal militar y el Primer Ministro Winston Churchill de 1939 a 1945, los Cabinet War Rooms, parte del Museo Churchill War Rooms, conserva los muchos de los artefactos del día a día usados en la época, desde mapas grandes llenos de agujeros indicando donde hacían los cambios de las líneas al frente hasta la silla giratoria que usó Churchill mientras presidía el Gabinete de Guerra.



• Fuente→  CNN





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